¿Sabes  qué necesitamos los niños cuando estamos tristes?

Desahogarnos. Igual que a las personas adultas, soltar lo que nos hace sentir mal, nos ayuda a sentirnos mejor, porque es como si se hiciera más pequeño. Observa mi comportamiento y si me ves muy quieto, no me apetece jugar, estoy lloroso o enfadado todo el rato, seguramente es que estoy triste. A veces la tristeza me lleva a estar frustrado y agresivo. Si aún así, tienes dudas, pregúntame cómo estoy, cómo me ha ido el cole, qué tal con mis amigos,… hazme preguntas abiertas que me ayuden a contar algo que me ha hecho sentir mal.

Jugar y reír. La actividad más importante de nuestra vida es el juego. Vivimos jugando. Nos relacionamos jugando. Crecemos jugando. Nos distrae, nos hace reír, nos descarga, desarrolla nuestra imaginación, y si estamos tristes, hace que se nos olvide aquello que lo provoca.

Buscar soluciones. Ayúdame a entender lo que me pasa y hazme ver que es sencillo y puedo encontrarme mejor. Piensa conmigo si hay algo que puedo hacer para solucionarlo. Y anímame a llevarlo a cabo reforzándome mis capacidades y cualidades.

Pensar que no es grave y va a pasar. Llévame a convencerme de que todo  pasa y  todo llega. Necesito relativizar y aprender a no hacer los problemas más grandes de lo que son en realidad. Si observo tranquilidad en ti, la absorberé porque lo que tú me transmites lo hago mío.

Sentirnos valorados. Cuando más grande me siento, más contento estoy, mejor afronto mis problemas y más me quiero. Tú puedes ayudarme resaltando mis logros y haciéndome ver mis puntos fuertes y el orgullo que sientes.

Sentirnos queridos. Déjame llorar, abrázame, dame besos, juega conmigo, dime que me quieres, pregúntame que puede hacer que me sienta mejor y dame alguna pequeña alegría como leerme un poquito antes de dormir o cantar juntos.

Espero haberte ayudado a entender mejor la tristeza de los niños y niñas.

El mundo a ojos del pequeño Dani.

María De La Cruz