El mundo a ojos del pequeño Dani.
Capítulo 3:
En ocasiones me enfado. Mi madre dice que se llama rabieta. Todo comienza porque quiero algo y no me lo dan, así que empiezo a insistir; como me siguen diciendo que no, lloro, pataleo, a veces hasta digo cosas como “no te quiero” o “eres mala”. Es mentira, pero es que cuando me enfado no puedo parar y digo esas tonterías que sé que a mi madre no le gustan.
Cuando estoy así pueden pasar varias cosas. Que me den lo que quería, y entonces me pongo muy contento, pero no entiendo porque he tenido que llorar tanto y protestar tanto por algo que no me podían dar, si al final resulta que no era tan difícil. ¿Por qué no me lo han dado antes y nos habríamos evitado todo lo demás? Eso sí, ya sé qué tengo que hacer la próxima vez que desee algo mucho y se resistan a dármelo…
También puede pasar que mis padres se enfaden mucho, y eso me haga enfadarme más a mí y terminemos todos nerviosos y disgustados.
Y, por último, puede ocurrir que me acompañen mientras lloro para que se me pase el sofoco, pero no me den lo que quiero y tampoco se enfaden. Cuando ocurre esto, me calmo antes y después mis padres me explican por qué no era correcto lo que pedía. Como ya estoy calmado, lo entiendo perfectamente aunque no era lo que yo quería.
Esta última es la opción que más me gusta. Yo sé que no debo ponerme así, pero no sé pararlo. Me gustaría que entendieran que no tengo otra manera de protestar, supongo que aprenderé con el tiempo.
Un ejemplo de esto es cuando llego del cole con mucha hambre porque se me ha caído el bocadillo al suelo y no he comido nada en toda la mañana. Y cuando llego a
casa hay para comer LENTEJAS!!!! Ya sé que son muy buenas, que tienen mucho hierro y me harán muy fuerte,… pero….están asquerosas!!!! (mi mamá cocina muy bien, pero solo algunas cosas, otras están muy malas) . Le digo que no me gustan y que no me las voy a comer. Mi madre no me hace ni caso e insiste en que me siente a comer a la mesa. Le pido que me haga otra cosa, lo que sea: una pizza, un perrito, patatas fritas,… lo que sea. Al final acabo llorando y mi madre acaba muy enfada. Con las ganas que tenía yo de llegar a casa y terminamos todos disgustados…
Todos los niños tenemos rabietas. Solo hay que saber llevarlas. Yo a mis padres les diría…
Deja que me enfade, no pasa nada.
No me des lo que pido si crees que no es bueno para mí o no es oportuno.
No te pongas nervioso, se me pasará enseguida.
Acompáñame durante mi rabieta, quédate a mi lado.
Cuando se me pase, explícame por qué estaba equivocado.
Felicítame porque se me ha pasado y lo he comprendido.
El mundo a ojos de Dani.
María De La Cruz